La mancha debajo de la alfombra
La ruptura de sentidos y la aparición de escenas desperdigadas, cada vez más agitadas y violentas, acompañan el sentir corporal de nuestra protagonista. La turbulencia de su cuerpo se replica en las paredes: latidos y desgarramientos compartidos. La casa y ella como parte de una misma vivencia: la de ser invadida por extraños. Visitas inesperadas imposibles de desalojar, a pesar del desesperado anhelo de que eso suceda. Una puerta de adorno y paredes que no sirven de refugio. Una situación sobre la cual se pierde toda mediación, por incapacidad de ella y por desinterés de él, quien, en lugar de velar por la protección del espacio, promueve la ocupación de éste. De esta manera, la protagonista y la casa se encuentran sometidas a la irrupción de lo ajeno y el saqueo de lo propio, de manera continua y cada vez más excesiva. Como señala Freud (1917), a propósito de la vida anímica, “(…) uno no es amo en su propia casa” (p.135), escenario que la trama de esta película exalta.
La muerte y el amor en Hiroshima, mon amour
Al contrario de lo que se esperaría de una película con ese nombre, una ciudad presa del horror, la devastación y la masacre, la trama marca un recorrido distinto, sobreponiendo el amor al horror. Acerca del amor, Lacan señala en el seminario XIX que es hablando como se hace el amor. Esto quiere decir que el amor se encuentra en el orden del decir y, por ende, del tropiezo y del error
Habitar el cuerpo en el autismo
El cuerpo no es algo dado, no se es un cuerpo, sino que uno tiene que poseerlo, habitarlo, siendo una relación siempre problemática, donde cada sujeto debe resolver de manera innovadora y particular este encuentro, con aquello tan íntimo y a la vez tan ajeno. El autismo revela distintos modos de habitar el cuerpo, cuyas respuestas son, a veces, más abruptas o, incluso, de aparente ausencia de respuesta frente al ojo o al llamado de un otro.
Los bordes de lo masculino
¿Que implica ser hombre? Se asume, por lo general, que ser hombre es un recorrido sencillo, donde son exclusivamente las mujeres quienes tienen que navegar por un mar de confusiones identitarias. Es frecuente escuchar decir que “todos los hombres son iguales”, como si la biología determinara y limitara las posibilidades de tener experiencias distintas. Ser-hombre, por ende, pareciese ser un significante pesado que reduce el abanico de formas de encarnarlo.
Metal y Melancolía: El sujeto y su ciudad
Metal y Melancolía (1992) retrata a un sujeto afectado por su pasado, que sobrevive a éste, igual de destartalado que su vehículo, añorando tiempos mejores. Este documental propone exponer al humano detrás del armazón metálico, al mismo tiempo que evidencia la estrecha relación entre el sujeto y su ciudad, entre el sujeto y su automóvil. Heddy Honigmann nos muestra, de manera realista y a la vez poética, los matices de una Lima noventera, a partir de la narrativa de los taxistas, captando su cotidianidad y sus padeceres.
La promesa tecnológica de la no-pérdida
Black Mirror es una serie que dramatiza la relación de los sujetos con la tecnología, en un universo distópico, que anticipa posibles situaciones venideras en varios de sus capítulos. Parece ser una serie acerca de los efectos que producen los avances tecnológicos -que lo es en gran medida-, pero responde también a dramas humanos cotidianos, los cuales son intensificados por la relación de los sujetos con la tecnología, esta última como una extensión de sí mismos, de sus anhelos, necesidades y angustias, como una pantalla oscura que los refleja.