Hasta el 22 de abril se exhibe en la Galería de la Alianza Francesa de Miraflores (Av. Arequipa 4595, Lima-Perú) «Latencia», el último proyecto artístico de la fotógrafa Mafe García, quien tuvo la amabilidad de invitarme a escribir un pequeño texto para la exposición. Acá se los dejo para que se animen a ir a ver la muestra.

 

 

 

 

“La fotografía como tal carece de identidad. Su posición como tecnología varía con las relaciones de poder que la impregnan. Su naturaleza como práctica depende de las instituciones y de los agentes que la definen y la ponen en funcionamiento. Su función como modo de producción cultural está vinculada a unas condiciones de existencia definidas, y sus productos son significativos y legibles solamente dentro de usos específicos que se le dan. Su historia no tiene unidad. Es un revoloteo por un campo de espacios institucionales. Lo que debemos estudiar es ese campo, no la fotografía como tal”

John Tagg, “Prueba, verdad y orden: los archivos fotográficos y el crecimiento del Estado”, en: El peso de la representación. Ensayos sobre fotografías e historias, Barcelona: Gustavo Gili, 2005, p. 87.

 

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Todo está preparado mucho antes de que abramos los ojos. Los códigos están ahí operando sobre nosotros, operando sobre las cosas. Esperándonos sin que lo sepamos. Su función es hacer que todo lo visto sea siempre un ya-visto. Esta operación pre-subjetiva de normalización de la visión es nuestro autofocus. Gracias a ella, la realidad aparece ante nosotros con suficiente nitidez o, como decía Nietzsche, cualificada verídicamente, es decir, cargada de sentido y de valor. Inteligible. Domesticada. El objetivo de los códigos es disminuir al mínimo tolerable la cantidad de novedad que podría aparecer en nuestro campo de visión. Si llegasen a fallar no seríamos capaces de soportarlo: la emergencia de imágenes salvajes haría estallar nuestros ojos fuera de sus órbitas. La línea que separa a la visión de la ceguera es muy delgada, lo sabemos… pero también aquella que nos aleja de la videncia.

 

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La episteme que estría nuestro territorio existencial formando eso que llamamos “la realidad” es nuestro mayor punto ciego. En este sentido, cuando observamos, por ejemplo, una imagen fotográfica en un diario, en una galería de arte, en un panel publicitario, en una ficha médica o en una red social, rara vez somos conscientes de los condicionamientos que están operando virtualmente sobre la forma en que aparece ante nosotros (lo visible) y sobre la forma en que la miramos (la visión). En el contexto contemporáneo esta “inconsciencia epistémica” adquiere mucha relevancia porque, como señalan los teóricos del Giro icónico (W. J. T. Mitchell, G. Boehm), el orden de visibilidades es el espacio privilegiado de producción y de (re)producción de la cultura. Las imágenes se han convertido en el mediatizador absoluto de nuestras experiencias. Por ello, si no conocemos en qué condiciones se producen lo visible y la visión, tampoco sabremos bajo qué determinaciones se organiza el mundo que habitamos. Esta ignorancia nos impide comprender que las imágenes son el espacio político por excelencia, el terreno de la crítica y de la lucha ideológica.

 

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Por ello, para observar críticamente una imagen es necesario preguntarnos “¿qué veo en lo que veo?”. E, inmediatamente, “¿por qué veo lo que veo –y no otra(s) cosa(s)–”? La investigación fotográfica “Latencia” de Mafe García aborda estas preguntas a partir de un gesto provocador: trabajar con una misma fotografía todas las piezas de la exhibición. La artista usa una imagen desprovista de un sentido fuerte y claro que dirija nuestra mirada y ancle nuestra interpretación. Una fotografía cualquiera o, parafraseando a Robert Musil, “sin atributos”: ni estéticamente impresionante, ni cognitivamente inquietante, ni psicológicamente evocadora. Una imagen que parece decirnos, simplemente, “lo que ves es lo que es”: la pura representación de un referente ausente. Mafe García ha elegido esta imagen para deconstruir la ilusión de neutralidad –la inconsciencia epistémica– que comúnmente gobierna nuestra comprensión de la visión y de lo visible. Ella sospecha, como los psicoanalistas, que hay algo latente; sabe que hay mucho más fuera de la superficie bidimensional de la representación fotográfica que hace que la misma imagen sea diferente cada vez que se manifiesta. Así, en “Latencia” la fotografía de una represa aparece multiplicada: bajo la forma tradicional del arte, enmarcada y colgada; reproduciendo la experiencia del scrolling en un video; en gran formato convertida en banner publicitario; en rumas de papel bond A4 impresa en baja calidad; camuflada monocromáticamente en una placa de imprenta; y fragmentada en una doble proyección. De esta manera, las piezas presentes en la exhibición nos hacen pensar en las operaciones –materiales y simbólicas– implicadas en la existencia de los distintos agenciamientos de los que forma parte aquella imagen sin importancia. Por esto, “Latencia” no es una exposición de fotografía, sino sobre fotografía.