El cuerpo de la postmodernidad en las prácticas artísticas

 

                                                                “Tener éxito en la vida equivale a extremizarla”

                                                                                                      Paul Ardenne                                  

 

 

Asistimos hoy a un tiempo signado por lo extremo, lo grandioso, lo que sale de sus límites; tiempos marcados por la desmesura, por lo fuera de escena, por aquello que sale del marco. Signos de una época que develan lo extremo en  sus prácticas sociales, políticas y culturales. Síntomas de una era que muestra la vigencia hoy, de grandes obras clásicas de la literatura. Ya la Antígona de Sófocles anunciaba la problemática de los límites  dentro un marco legal.  La polis en su intento de enmarcar, sostener la conducta del ciudadano, y éste, un  Sujeto que bordea permanentemente la desmesura.

Dice el coro en la tragedia de Sófocles:

“Así como en el pasado, tanto en lo inmediato como en lo porvenir esta ley tendrá vigencia: ningún exceso adviene a la vida de los mortales sin aparejar la desgracia”.1

Sin caer justamente en juicios… extremos, no podemos dejar de vislumbrar  que estas premisas del pasado se actualizan contundentemente en una cotidianeidad que está teñida de tamices de  desbordes, artificios, excesos,  donde por momentos se hace muy difícil delimitar una frontera.

¿Cuál es el límite? ¿Cuál es la línea divisoria entre aquello posible de soportar y aquello que excede a la mirada? ¿Qué lugar ha quedado para lo bello, lo sutil, lo gratamente estético? ¿Acaso, lo tan extremo, que sale de la escena, no resulta obsceno? Hoy la primacía de la imagen, soberana imponente en detrimento de la palabra, y el espectáculo público que a través de ella se muestra, genera sin dudas un planteamiento constante acerca de qué estética estamos dispuestos a visualizar. Dirá Elena Olivera en su texto “Lo extremo minimalista: vacío, oscuridad, vapor”:

  “Ya no hay formas puras, sino formas-síntomas que develan una circunstancia histórica particular”.2

Será labor de los espectadores poder descifrarlas, ajustarse a la época y correr el velo que toda obra de arte muestra. El espectador hoy es otro: deberá estar dispuesto a acompañar al Arte en la pregunta que deja instalada y tendrá también, que tener la ductilidad de presenciar lo disonante que el arte  está empeñado en mostrar.

Algo de este orden enunciaba Ortega y Gasset cuando decía que:

 “el artista nos deja encerrado  en un universo abstruso, nos fuerza a tratar con objetos con los que no cabe tratar humanamente”.3

Las expresiones artísticas actuales no escapan a este muestrario sin fin de desechos, cuerpos mutilados, basura, fluidos corporales, cuerpos muertos, restos, fragmentos, cadáveres, etc. Fragmentos obsoletos. Técnicas y materia  han pasado  por el desfiladero de la postmodernidad y paradójicamente estas prácticas parecieran haber venido a despabilar a un Sujeto-espectador sumido en el sopor, la anestesia y el embotamiento que trae aparejada la época. Quizás habrá que visualizar el fin del espectador voyeur, “espía” de la obra de arte. Hoy el espectador hace lazo. Se  enlaza con el artista y su obra. Pone el cuerpo en el cuerpo de la obra.

“Lengua” de Teresa Margolles

“Lengua” de Teresa Margolles

 

EL CUERPO….

 

Pensar el cuerpo es pensar siempre el lenguaje y la cultura.  A lo largo de la historia, el cuerpo ha venido a plasmar su devenir.  El cuerpo es agente de las configuraciones discursivas dominantes que dejan traslucir el complejo entramado de las sociedades y el momento histórico que representa. Si pensamos en él, múltiples son sus acepciones, pero ¿de qué cuerpo  hablamos? Cuerpo biológico, cuerpo de la ciencia, cuerpo-artificio, cuerpo-escultura, cuerpo biológico, cuerpo simbólico, pulsional, erótico,  cuerpo herido, desollado, cuerpo tecnológico, cuerpo silente, habitado,  cuerpo muerto. Sin duda que es el cuerpo atravesado por el significante, sede de goce,  el que se hace presente. Cuerpo  que interpela y que transmite; cuerpo que habla. Un cuerpo superficie de inscripción, mortificado por el significante que opera como un resto que retorna.

El cuerpo de la postmodernidad se empeña en mostrar con cierto desenfado, esa fisura que instala el significante en lo real. Performance, Body Art, Instalaciones…prácticas artísticas que tienen su historia pero que hoy  tienen la impronta de la época: un cuerpo mediado por la tecnología, difícil de escapar de la triangulación: sujeto-objeto tecnológico- el Otro. Todo vínculo pareciera estar mediado por los gadgets de la ciencia y la tecnología. Cuerpo –artificio.  El Arte de esta época no está exento de esto. El cuerpo de las prácticas artísticas actuales está desde otro lugar: un cuerpo que en lo real muestra hasta el borde de lo extremo, lo horroroso, lo siniestro. Donde nada queda a la sombra.

¿Será una estrategia del Arte de la  Postmodernidad? ¿Tendrá que ver esto con el estatuto que toma el cuerpo cuando las coordenadas simbólicas de una cultura decaen y los anclajes simbólicos dejan de serlo? Las mencionadas Estéticas extremas ¿tendrán una función? Gerard Wajcman dirá que el Arte de hoy es un Arte que sale del marco. Podría definirse como fuera de los límites; sin ventana ni encuadre que delimite, que divida. Asistimos a una estética que irrumpe desde otro lugar. Lo que antaño se cubría, se velaba, hoy se muestra descarnadamente, sin filtros y sin división. Jean Baudrillar habla de “Transestètico”4: obscenidad de la visibilidad, de la transparencia inexorable de todas las cosas.

«Rose-Rose” Rosemberg Sandoval

Multiplicidad de artistas podemos incluir en la lista: Teresa Margolles, artista mejicana que trabaja con cuerpos muertos; Marina Abramovic con “Los labios de Tomás”; Gina Pane; Chris Burden,  Oldenbourg; Rosemberg Sandoval,  Alberto Greco, artista extremo con su suicidio diciendo “esta es mi mejor obra”, la artista francesa Orlan, Sterlac , artista australiano que somete su cuerpo a sendas cirugías para implantarse una oreja en el brazo.  Podríamos seguir enumerando, pero se hace innecesario…prima en sus obras la desmesura, el exceso, e inclusive el horror;  se alejan de la representación para dar lugar a la presentación; no hay símbolo, está lo Real.

 

QUE VES CUANDO ME VES….

 Estas obras, con una poética tan particular, implican algo de otro orden más allá de lo que muestran. E implican de su receptor una mirada distinta a la de antaño. Hoy el espectador, que por momentos no puede establecer los límites definidos entre lo estético y lo bizarro, entre  lo bello, lo sublime y lo abyecto, deberá superar el mero estado de  contemplación. Hoy  se hace necesario algo del orden del entendimiento que posibilite descifrar y develar el enigma que el cuerpo de la obra quiere trasmitir. Aun hoy, donde prima la presentación, donde la metáfora ha cedido su lugar a la contundencia del cuerpo puesto en acto, el espectador deberá asumir una ética que podríamos denominar “del bien mirar” en el sentido de poder involucrarse, poniendo el cuerpo para interpelar la poética de la obra y del artista.

Hoy por hoy el arte perfora, el artista enuncia y anuncia que algo está por venir en su obra, hay algo por descubrir. El Arte  agujerea una capa anestesiada y pasteurizada de espectadores pasivos acostumbrados a circular entre múltiples objetos (de arte) para consumir. Son grandes comensales del festín del mercado del arte. Pero se impone una mirada y un  pensamiento crítico,  que permita instalar un profundo análisis y discernimiento  de aquello que se da a ver.

Se ve lo extremo, lo grandioso, lo excesivo, el horror, la desmesura, la muerte. Signos y síntomas de una época. Trastornos de una cultura. ¿Acaso estas nuevas estéticas de lo extremo no intentan interpelar, generar un punto de cuestionamiento a aquellas preguntas que siempre rondaron la humanidad, de las cuales el Sujeto no se puede eludir: el amor, la angustia, la muerte y la soledad?

Quizás podamos pensar que estas poéticas descomunales contribuyen a crear nuevas configuraciones de lo visible, lo decible y lo pensable en relación a los puntos fundamentales de la existencia. Si el Arte se acerca a esto, será sin lugar a dudas, un acto ético, estético y político.

 

 

 

 

BIBLIOGRAFIA

 

-Accarini,I. “Arte y Psicoanálisis. Los trastornos de la cultura”. Eduntref. BsAs. 2007.

-Domínguez Neira, A. “Enlaces con el Arte: en palabras” artículo en Revista Enlaces (Revista del “Departamento de estudios psicoanalíticos sobre Familia-Enlaces” CICBA) N 14 Año 2009.

– Herrero,M.O. “El cuerpo en Lacan. Revisión de su concepto de cuerpo”. Revista no-toda 02. Agosto del 2012. Chile.

– Izquierdo,A. “El cuerpo como vanguardia” en “Arte y Psicoanálisis” Aperiódico Psicoanalítico. Dra. S. Tendlarz. Año11. Número 25. Buenos Aires 2014.

-Oliveras, E. “Cuestiones del Arte Contemporáneo. Hacia un nuevo espectador del siglo XXI” . Emecè Arte. BsAs. 2008.

– Oliveras, E. “Estéticas de lo extremo. Nuevos paradigmas en el arte contemporáneo y sus manifestaciones latinoamericanas”. EmecèArt. BsAs. 2013.

– Steyerl.,H. “Los condenados de las Pantallas”. Caja Negra Editora. BsAs. 2014.

-Wajcman,G. “El ojo absoluto” Ed Manantial. BsAs. 2011

 

 

Notas:

1-Sófocles. Antigona, Buenos Aires, Losada, 2003,(Introducción, Traducción y notas de Pablo Ingberg), p.63.

2-Oliveras, E. Estética de lo extremo. Nuevos paradigmas en el arte contemporáneo  y sus manifestaciones latinoamericanas.Buenos Aires, emecé arte, 2003, p111.

3-Ortega y Gasset, José. La deshumanización del arte, Buenos aires, Planeta Agostini, 2000, p.78

4-Baudrillard, J. La transparencia del mal. Ensayo sobre los fenómenos extremos. Buenos Aires, Anagrama, 2001.

Summary
Estéticas extremas
Estéticas extremas
Asistimos hoy a un tiempo signado por lo extremo, lo grandioso, lo que sale de sus límites; tiempos marcados por la desmesura, por lo fuera de escena, por aquello que sale del marco.